2A. Historias de vida y muertes | Dibujar para no olvidar

El relato de un arquitecto a 41 años de la Guerra de Malvinas.

…Explotás con un lápiz y sobre la hoja.
Tu trazo sobre el campo virgen y blanco.
Porque no sos la guerra que te rodea,
no sos el fusil que les entregaste,
no sos el hambre ni el dolor
ni las veces que tocaste fondo.
Sos el arma hecha lápiz.
Sos la guerra y el arte.
Sos el último soldado en irte de Malvinas*
                                                   

Juan Salvucci es arquitecto, graduado en nuestra Facultad. Ingresó en 1974 y en 1982 –ya con su título-  fue convocado para lo que sería el desembarco de tropas argentinas en Malvinas: “Por más que nos estuviera mandando un gobierno que odiaba a una guerra que ya estaba perdida, tenía que ir. Están mis amigos, yo voy a morir con ellos…”, pensó en ese momento.

Juan llegó a Las Malvinas como arquitecto y conscripto a los 26 años.

“Todos los días le escribí cartas a mi mujer. Todos los días me despedía de ella porque no sabía si iba a volver.”

Junto con otros soldados de la Compañía A del Regimiento 7 de Infantería Mecanizada de La Plata combatió en las laderas de Wireless Rigde, donde en la madrugada del 12 de junio de 1982 se definió la batalla y la guerra.

“Escuché el primer tiro a menos de un kilómetros, vi los fuegos iniciales, se escuchaban los gritos de locura y dolor, los de ellos, los nuestros”, cuenta.

Después de la rendición del 14 de junio permaneció prisionero en la bahía San Carlos, casi 45 días: “Nos llevaron a una especie de campo de concentración improvisado… ¿Qué me quedaba? El dibujo… Necesitaba dibujar para contar lo que veía. Dibujaba para no olvidar”.

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(*) José Supera