La vacancia de tierra constituye una instancia básica e indispensable para el desarrollo urbano y de los distintos sectores sociales; una utilización racional de estas tierras podría contribuir a recomponer y ordenar la ciudad en su totalidad, favoreciendo la integración socioterritorial. En este sentido, la producción de tierras vacantes, entendidas como los terrenos remanentes a la dinámica urbana, que permanecen vacíos o subutilizados, puede comprenderse mejor si se consideran las diferentes lógicas -económicas, políticas y sociales- y actores que intervienen en la construcción del espacio urbano.
Al interior de la problemática de la ciudad morfológicamente discontinua, las tierras no ocupadas y/o subutilizadas deben formar parte de las prioridades de intervención del Estado, enmarcándose las políticas sobre tierra vacante en la política urbana general y las nuevas formas de gestión, que tiendan a la equidad social y al desarrollo urbano sustentable.