Posibilidades y derechos: Una historia de vida en el marco del Mes de la Discapacidad y los DDHH en la UNLP

Rodolfo “Rodi” De la Vega llega a la FAU con su libreta estudiantil en mano. La entrega para que la firmen y pide que la cuiden especialmente. Es más que una libreta: es un documento que porta historias personales y colectivas. En la primera página se lo ve en una  foto blanco y negro; está serio, de frente a la cámara con saco y corbata. Fue tomada en su año de ingreso: 1976. En estos 40 años, hubo hitos políticos, de salud, familiares, de trabajo. En un accidente laboral, comenzó a perder la visión hasta quedar ciego. En su vida había quedado como tema pendiente terminar su carrera universitaria y recibirse de Arquitecto.

En 2023, y tras la muerte de un gran amigo suyo de Olavarría, el Arq. Osvaldo Lenzetti, volvió a la FAU y planteó el interrogante de cómo podría finalizar sus estudios de manera accesible. Era la primera persona no vidente que consultaba para cursar en la Facultad.

“Me acerqué y dije ´El planteo es el siguiente: yo estoy dispuesto a estudiar. Vengo a terminar la carrera. ¿Qué posibilidades hay?´ Las autoridades me escucharon y tomaron el compromiso de pensar cómo adaptarla”, repasó.

El desafío principal era cómo adaptar la enseñanza de la Arquitectura, una carrera muy anclada en lo visual. Se requerían adecuaciones y propiciar un entorno inclusivo. “Le puse el desafío a una ausencia, sé qué no es sencillo”, destaca.

En los años que no había estudiado se había desempeñado en un estudio de Arquitectura en Olavarría y en obras públicas de la región central de la provincia de Buenos Aires, sumando experiencia y conocimientos, algo que le contaba a su favor a la hora de retomar las materias.

Aprendizajes colectivos

A lo largo de 2024, Rodolfo cursó Teoría de la Planificación Territorial, Historia de la Arquitectura y la Asignatura Electiva “Los concursos de Arquitectura”. Poco a poco fue avanzando en la posibilidad de recorrer la Facultad de manera autónoma y plantear cuál sería una señalética adecuada para personas no videntes.

Para el caso de fichas de cátedra y textos teóricos, se implementó en una computadora el sistema OCR de Reconocimiento Óptico de Caracteres. Se trata de una tecnología que hace los textos accesibles para personas con dificultades visuales y permite convertir texto escrito a mano, a máquina o impreso en texto codificado automáticamente a partir de imágenes.

También, marca, fue clave el acompañamiento de docentes, ayudantes y compañeros/as. Sobre todo, en las cursadas, colaborando la descripción de planos, gráficos y fotografías que se exhibían para la realización de trabajos prácticos o el desarrollo de clases teóricas.

“Estoy entusiasmado con rendir, voy a hacer una propuesta de examen porque no pueden evaluarme de la misma manera (…) Hay posibilidades, se puede, la facultad sea integral e integrada”, señala Rodolfo. “Estamos en el camino para hacer una universidad y una facultad inclusivas. Sobre todo en las prácticas, reconociendo que hay dificultades”, suma.

“Le digo a los alumnos con discapacidad que hagan el intento de estudiar, que vengan a la facultad. El tema con los otros, hay que contagiar solidaridad y humanidad”, destaca.

Rodolfo siente, y así es, que su experiencia marcó un precedente en las condiciones de accesibilidad en la Facultad. Y afirma: “El ingreso 2025 ya no será igual“.

Por su parte, Julia Torillo, responsable de la Dirección de Inclusión y Géneros de la FAU, destacó: “Fue un gran desafío y nos da mucha satisfacción acompañar a Rodolfo en el último tramo de sus estudios. Ampliar políticas inclusivas para que toda persona con discapacidad pueda ser parte de la FAU es uno de los objetivos de este programa y creemos que toda la comunidad acompañó y aprendió con Rodi…Como bien dijo él: hay que contagiar solidaridad y humanidad”.