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La arquitectura se ha caracterizado desde el Renacimiento (Benevolo, 1988) por priorizar el diseño de la forma antes que su materialización, utilizando las herramientas de representación para la descripción de lo que luego habría de construirse, trasladando el dibujo a la obra. Si bien algunos arquitectos utilizaron modelos biológicos, como Antoni Gaudí (Bassegoda Nonell, 1971) o Frei Otto (Otto, Rasch, & Schanz, 2006), en general, los arquitectos han separado la definición de la forma de su construcción, al contrario de lo que ocurre con las arquitecturas vernáculas donde forma, función y materialidad son inseparables. La diferencia estriba en la metodología empleada: Otto, Gaudí y la arquitectura vernácula emplean un método bottom-up, mientras que la formación académica tradicional emplea un método top-down. En el primer método, se considera cada uno de los elementos que integran un todo, que configuran un sistema con propiedades diferentes a las de los elementos por separado y donde el “todo es más que la suma de las partes” (Aristóteles & Sola, 1956). También la teoría de la Gestalt (Read, 1968) y la arquitectura de sistemas, adoptan este principio, considerándolo un producto sinérgico dentro de una visión holística. En el método top-down, se parte de un todo que luego se va refinando en los detalles de cada uno de sus componentes, desde arriba hacia cada una de sus partes; en el bottom-up, el principio organizativo se aplica desde los elementos más simples hacia arriba. Un uso frecuente que suele observarse de los programas de dibujo en 3d, es la manipulación de los puntos de control de superficies por medio del mouse, que son simplemente transformaciones morfológicas como traslación, rotación, etc (Kourkoutas, V., 2007). Con la aparición del scripting, el diseñador accede a la parametrización de las variables matemáticas que constituyen el edificio sean éstas, lógicas, geométricas, físicas o de otro orden. Cada variable se define como un rango, no como una constante y se fijan las relaciones entre dichas variables. A partir de allí, se asume el control sobre la forma, sobre su génesis misma, como producto del cálculo numérico. En vez de una aleatoriedad ciega, los algoritmos son capaces de controlar selectivamente el modelado de la información. Mientras que la cantidad y composición de los datos externos podrían parecer infinitas, aleatorias o incoherentes, un filtrado lógico conducirá progresivamente a una formación ordenada (Lynn, 2005). Un uso verdaderamente creativo de la computadora, a través de la exploración de técnicas de scripting, como archivo de órdenes, permite el manejo de una cantidad antes impensada de información para un diseñador. Se puede incorporar al proceso mental y dejar que una parte de ese proceso sea desarrollado por la máquina, codificando el rango de las variables entre las cuales se pretende que itere, produciendo una cantidad de alternativas que serían prácticamente imposibles de plantear en forma manual. Así, el rol del diseñador no se limita, sino que se expande al incorporar procedimientos algorítmicos que requieren una nueva forma de entender la proyectación arquitectónica mediante el poder de la computadora, que involucra grandes cantidades de cálculos, análisis combinatorio, aleatoriedad o recursividad, por nombrar algunos procedimientos.
El propósito del curso es introducir al alumno en el manejo de programación visual de flujos de trabajo traceables en tiempo real utilizando el plug-in de diseño algorítmico Grasshopper en el entorno de Rhino3D que permitan un diseño arquitectónico basado en la evaluación de la performance energética y la iluminación natural.