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Paisaje y riesgo hídrico: claves para pensar la Microrregión La Plata – Berisso – Ensenada

Paisaje y riesgo hídrico: claves para pensar la Microrregión La Plata – Berisso – Ensenada

A 10 años de la inundación, investigadores e investigadoras reflexionan sobre estrategias de planificación y de diseño para la microrregión, considerándola de manera holística y multidimensional.

Con sede en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, múltiples proyectos de investigación proponen pensar un abordaje integral de la gestión del riesgo hídrico. A 10 años de la inundación que afectó a La Plata – Berisso y Ensenada, investigadores e investigadoras reflexionan sobre estrategias de planificación y de diseño para la microrregión, considerándola de manera holística y multidimensional.

Miembros del Instituto de investigaciones y políticas del ambiente construido (IIPAC), el Centro de Investigaciones Urbanas y Territoriales (CIUT) y el Laboratorio de Investigación en Teoría y Práctica Arquitectónica (LITPA) comparten qué aportes realizan y realizaron desde el campo de la investigación a esta temática y cuáles son sus propuestas a corto, mediano y largo plazo. Es interesante destacar que, en muchos casos, se encontraban trabajando sobre la temática del riesgo hídrico asociado a inundaciones previamente a los hechos de 2013, incluso relevando eventos históricos ocurridos en el momento de la fundación de la ciudad de La Plata y a lo largo del siglo XX.

Al poner en diálogo estos estudios surgen las siguientes claves para pensar la microrregión en vinculación al riesgo hídrico. Las mismas no se plantean como compartimentos separados, sino como áreas de análisis para esta temática:

Para la gestión del riesgo hídrico es preciso abordar en conjunto la vivienda y la gestión habitacional, el paisaje y las obras de infraestructura

“Estuvimos trabajando en lo que son los dos arroyos fundamentales que contornean a La Plata: El Gato y El Maldonado. Los trabajos de investigación se iniciaron en 2011; empezamos a elaborar y a buscar información, a adquirir experiencia acerca de lo que podía llegar a suceder (en caso de lluvias intensas). Empezamos a encontrar algunos parámetros que nos interesaban, siempre desde la mirada de lo que nosotros trabajamos, que es el proyecto de Arquitectura: la forma física de las cosas para nosotros es el tema que dispara la pregunta, que es una pregunta que luego se amplía”, detalla el Arq. Emilio Sessa, Profesor Consulto e investigador del LITPA.

A partir de esa concepción, desde el Laboratorio plantearon un escenario con respecto a los arroyos estructurado en cuatro problemáticas: “Uno era el tema hidráulico concreto -una amenaza que todavía no había sucedido en la dimensión que ocurrió después-. La segunda era la posibilidad de construir un paisaje, uno de los pocos hechos naturales que tiene la ciudad y que merecía ser tratada con una situación paisajística de interés. La tercera cuestión es la recomposición de la trama urbana. O sea, la ciudad está fragmentada por los arroyos, por las cavas, por los terrenos de los ferrocarriles… Pero la trama se fragmenta cuando hablamos del crecimiento de la extensión de la ciudad, pero no vemos cuáles son las dificultades que generan los episodios que están bloqueando. Y también está la cuestión de la vivienda, de la residencia, de la de la calidad ambiental, referido a la gente que vive allí”.

Una de las premisas de trabajo fue que no hay integración social si no hay integración urbana. Es decir, la integración social es parte condicional de la integración urbana. “No se trata de erradicar viviendas sino pensar una radicación responsable. Decíamos ´¿por qué si el mundo está lleno de ejemplos de convivencia con el agua, aún en estructuras urbanas que eran desfavorables y se transformaron en favorables, económicamente sostenidas, soportables, etcétera?´”, apunta Sessa.

“La vivienda individual con lote privado no es la única manera de pensar la residencia. Uno puede garantizar la vivienda colectiva con sus primeros pisos inundables o con espacios verde que puedan absorber y den espacios a saneamiento permanente. Diseñar modos para que convivan lo público y la residencia. No necesariamente es una relocalización, sino pensar una localización sostenible”, explica la Arqa. Nora Ponce, directora del LITPA.

Desarrollar estructuras en espacios abiertos, con áreas de retención temporaria de agua de lluvia

Parques inundables y parques lineales en torno a los arroyos y bañados son ejemplos de estructuras en espacios abiertos, con áreas de retención temporaria de agua de lluvia. Se trata de superficies absorbentes capaces de contener grandes volúmenes de agua, a fin de actuar como fuelle entre los cursos de agua y la ciudad.

Hay que buscar formas de combinar espacio público -que es el que va a terminar absorbiendo agua cuando lo necesite, en el mientras tanto y en el cotidiano lo utiliza la ciudad. Pero los que se relativizan son los loteos y las viviendas”, explica Ponce.

En esta misma línea se inscribe la idea de pensar elementos mitigadores de las inundaciones, que ralenticen el anegamiento.

Estas propuestas implican transformar los espacios de riesgo en espacio de oportunidad.

Infraestructura verde vs. Infraestructura gris

¿Qué acciones son necesarias para evitar futuras inundaciones? Un punto fundamental es pensar soluciones basadas en la naturaleza, es decir, desarrollar estrategias de “infraestructura verde” que tengan una mirada naturalista, distintas a las tradicionales, de “infraestructura gris”, basadas en la construcción de hormigón para mitigar el riesgo de inundaciones. En el primer grupo se puede identificar la creación de parques inundables o la renaturalización de riberas para que las aguas se extiendan en planicies de inundación; en el segundo grupo se ubican los métodos de construcción tradicional, como los entubamientos, diques y obras.

Antes y después de la obra de canalización post inundación de 2013. Fuente: Daniela Rotger

“La ´obra gris, si bien puede ser necesaria, sino se acompaña con medidas que apunten a la concietización ambiental, no resuelve la problemática, porque puede dar una sensación de seguridad que no se condice con la realidad”, destaca la Arqa. Daniela Rotger, investigadora del CIUT. Así, se constituye como un desafío pensar en buenas prácticas y nuevos paradigmas sostenibles y en diálogo con el medioambiente donde se insertan.

La importancia del trabajo interdisciplinario para la producción de conocimiento

Entre 2014 y 2017, la FAU participó en Proyectos de Investigación Orientada PIO impulsados por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). El objetivo fue construir conocimiento sobre las inundaciones en La Plata, Berisso y Ensenada a partir del desastre del 2 de abril de 2013. Participaron diez unidades académicas pertenecientes a la Universidad Nacional de La Plata con un coordinador por cada una y más de 400 investigadores.

“Dentro de ese equipo interdisciplinario estudiamos y generamos algunos productos a distintas escalas. Nosotros trabajamos tanto a la escala de ordenamiento del territorio, tanto del urbanismo como de la arquitectura. Entonces un primer producto que aportamos es el mapa de riesgo, que se trabaja junto con el Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería. Ese producto era inédito, porque hasta ese momento no se conocía. Es muy controversial y cuando nosotros decimos debe ser muy difundido, tenemos ciertas trabas del mercado inmobiliario, porque eso implica decir bueno, en vez de pensar en el paradigma de la ciudad segura, ellos siguen pensando en la ciudad insegura”, explica el Arq. Juan Etulain, subdirector del CIUT en torno al mapa generado en 2016 que está disponible online.

Otro de los productos desarrollados fue la edición del libro Saber qué hacer. Construcción de un sistema para la gestión integrada del riesgo hídrico en la región del Gran La Plata, disponible en el repositorio de la UNLP.

Articular mecanismos estructurales y no estructurales

Investigadores e investigadoras coinciden en que para resolver el problema de las inundaciones es necesario trabajar con medidas estructurales y no estructurales que prevean el antes, el durante y después del evento hídrico.Las medidas estructurales no resuelven el problema, es necesario pensar el ordenamiento territorial”, destaca Etulain. Esta planificación urbana implica tanto la ciudad formal como informal. En el caso de la microrregión, no solo asentamientos precarios se encuentran en zonas de riesgo o inundables, sino también clubes de campos, countries y barrios cerrados, donde los intereses de mercado se imponen por sobre la seguridad ciudadana.

“Pensamos ideas en que todo lo que tiene que ver con el ordenamiento del territorio y de ahí surgen lineamientos en las distintas escalas en nuestra región”, describe Etulain. Entre los mecanismos no estructurales se ha aportado a cálculos de equipamiento y población afectada, así como al sistema de evacuación

Por otro lado, desde el CIUT se avanzó en el desarrollo del Plan de Reducción de Riesgo Hídrico. “Por un lado, trabajamos en la actualización del mapa de riesgo: utilizamos nuevas técnicas de simulación y de modelización morfológica en todo el territorio. En el mapa anterior solamente se había trabajado en la cuestión urbana y acá también se trabajó en la zona rural y en la modernización de este mapa de riesgo”, desarrolla Etulain.

Plano de áreas inundadas del 2 de abril de 2013. Fuente: Facultad de Ingeniería UNLP

Estas herramientas de conocimiento del terreno son fundamentales para planificar. Actualmente se está desarrollando una georreferenciación de la cuenca del Arroyo Maldonado y una modelización de escenarios de lluvia.

“La cuestión importante es considerar que pasaba ese 2 de abril si la gente estaba en el trabajo o en las escuelas. Hicimos un estudio de población basado en datos específicos de la inundación y qué podía pasar si empezaba a ocurrir más recurrentemente. Hicimos cálculos de población y equipamiento afectado en educación, en salud. Estudiamos la población más vulnerable, que según el INDEC, son las personas dependientes y que necesitan socorro en situaciones así. En los sectores de mayor afectación hicimos una propuesta para la evacuación, porque ese 2 de abril fue fundamental. Dijimos cómo y a dónde se podía llegar”, expresó la Arq. Jésica Esparza, integrante del IIPAC.

“Dentro de las variables la población, los servicios, los equipamientos, desarrollamos un modelo operativo y verificable. A un modelo internacional existente le agregamos un índice de vulnerabilidad social y la variable ambiental. El ecosistema es uno solo y las personas estamos en él, no podemos pensarlo de otra manera”, afirma San Juan.

Determinar qué hay que hacer antes, durante y después del evento es inversión pública y también en organización ciudadana con articulación de distintos actores, estatales y privados.

Pensar en términos de cuenca y de convivencia con la naturaleza

Conocer el territorio que habitamos es clave. Arroyos, cuencas, bañados y humedales son parte de la microrregión, pero no siempre son identificados y valorados por sus habitantes.  En ese sentido, en el marco de los proyectos de investigación se desarrollaron talleres y materiales de difusión para que vecinos y vecinas (re) conozcan los territorios donde viven, también como una estrategia de educación para disminuir el riesgo hídrico.

“Entendemos el paisaje mirado como elemento de la vida cotidiana, no como una postal o como algo lejano (…) La gente muchas veces tiene claro cuándo se inunda, pero no tiene noción que eso tiene que ver con toda una cuenca hidrográfica”, puntualiza Rotger.

Desde la teoría ambiental, los enfoques de riesgo y sustentabilidad, el derecho a la ciudad y el rol de la arquitectura residencial junto a los de paisaje y territorio son conceptos y hechos indisociables.

“Dentro de esta línea de investigación sobre inundaciones, trabajamos en la cuenca del Arroyo El Pescado. Uno de los proyectos fue el de Suelo vacante, riesgo hídrico y paisaje. Esa cuenca es lo contrario al Arroyo del Gato. El Pescado tiene un nivel de urbanización muchísimo menor, sin embargo, en los últimos 15 años, el eje sudeste, tuvo el crecimiento urbano más grande de La Plata. Eso empezó a traer conflictos socioterritoriales y cambios en ese paisaje que es un gran humedal y paisaje protegido. Pero ahí hay una comunidad muy conocedora, muy empoderada y que siempre está alertando sobre todo lo que pasa. Como profesionales tenemos que estar muy cerca de la comunidad y escuchar sus saberes”, suma Rotger.

Analizar los riesgos de impermeabilización del suelo en diferentes áreas de la microrregión

La impermeabilización es un factor determinante al momento de una inundación. Por ejemplo, el impacto de la existencia de invernaderos de cultivo intensivo en la periferia, constituye un problema de impermeabilización profundo. Por ello, habría que pensar nuevas formas de agricultura. Otro tanto ocurre con el asfalto y su reemplazo por adoquines. Es necesario pensar en terrenos vacantes y suelos absorbentes. Aquí se resalta la importancia clave de los humedales y el arbolado público urbano como zonas de absorción de agua.

“Un tema importante es la detección de áreas impermeabilizadas, por ejemplo, la de cultivo con invernadero. Si hoy vemos la progresión entre 2013 y ahora, creció. Esa impermeabilización produce más riesgos que las obras que se realizaron. Estas fueron como respuestas ingenieriles que no contemplaron la situación urbana ni la fragmentación urbana que generaron. Fueron canaletas de hormigón que partieron los barrios en dos”, explica el Arq. Leandro Varela, integrante del IIPAC.

“Si observamos el paisaje urbano y sus elementos identitarios,se puede reflexionar sobre esos sectores que pueden funcionar como  espacios permeables de drenara el agua de lluvia, Pero se hizo todo lo contrario: ampliaron las superficies embaldosadas y asfaltaron algunas de las ultimas calles adoquinadas -y por lo tanto, permeables- de la ciudad.El arbolado público fue diezmado por campañas de poda indiscriminada, disminuyendo la posibilidad de abatimiento del calor, la mitigación de inundaciones y posibilidad de drenaje”, puntualiza.

Se realizaron obras pero no hay un proyecto urbano integral frente a una posible inundación. Hablamos de Arquitectura -señala San Juan-. Cuando trabajamos con el modelo hídrico desarrollado por el Ing. Romanazzi [Titular de Hidrología de la Facultad de Ingeniería], la variable más significativa, la crítica, es la infiltración del agua de lluvia. En 2013, si bien cayeron 400 mm sobre la ciudad, el agua que venía de Los Hornos y del campo le  pasó por encima a la ciudad. Esto implicó que los drenajes y los arroyos entubados no dieron abasto, tampoco las bocas de tormenta. Esa es una de las variables que hay que trabajar para un proyecto urbano, junto con la forestación. Hay que ralentizar la cantidad de agua que está cayendo y generar mayor escurrimiento y mayor absorción del suelo”.

Además, en la microrregión se identifica la presión de la ciudad descontrolada sobre el sistema de humedales y bañados. Estas zonas de drenaje natural son impermeabilizadas con la construcción de viviendas y equipamiento urbano.

Contemplar en los análisis y las investigaciones el avance del cambio climático y la transformación del patrón de variabilidad del clima

Modelizar hidrometeorológicamente el territorio es fundamental para pensar la gestión hídrica. Esta acción se debe contemplar en los análisis y las investigaciones el avance del cambio climático y la transformación del patrón de variabilidad del clima. A nivel internacional, temporadas de sequía se intercalan con temporadas de lluvias intensas.

Esto implica actualizar las bases de datos meteorológicas, detectar eventos extraordinarios o excepcionales que pueden ocurrir y repetirse con mayor frecuencia e intensidad que lo históricamente previsible.

Los aportes realizados permiten repensar la Microrregión en relación al riesgo hídrico, incluyendo aspectos como el paisaje, la ocupación de suelo, la integración y articulación urbana, para indagar proyectos futuros y prefigurar escenarios que incorporen la situación ambiental.


En el Dossier referido al tema Paisaje y Riesgo Hídrico se podrá ampliar la mirada hacia otros enfoques de la condición de riesgo hídrico que incorporan las características del paisaje, la vulnerabilidad y resiliencia de la población asentada, y otros aspectos contenidos en los trabajos de investigación que sirvieron de fuentes para la construcción del documento.

DOSSIER PAISAJE Y RIESGO HÌDRICO

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