A través de un libro editado por EDULP, la Arqa. Agostina Babaglio, becaria y docente de la FAU, invita a un recorrido por la historia y el presente de este espacio emblemático y a proyectar futuros posibles para su recuperación.
El Anfiteatro Martín Fierro, también conocido como Teatro del Lago, fue construido en 1949 como parte del Paseo del Bosque. Es un ícono de la arquitectura y la cultura local que, actualmente, se encuentra en un estado de abandono que lo convierte en un patrimonio en riesgo.
Entre los visitantes del Bosque platense, llama la atención esa construcción ubicada junto al lago, en estilo neoclásico y un puente que lo conecta con el resto del espacio verde. En su interior, tiene una distribución de butacas en forma concéntrica hacia el escenario, y una capacidad para 2.400 personas. Aunque en su estadío actual se encuentra afectado por la humedad y la presencia de malezas, su estructura deja imaginar un pasado de esplendor y plena actividad. Hasta hace algunos años, era posible disfrutar allí obras de danza, teatro y recitales al aire libre, tanto en horario diurno como nocturno.
Postales del estado actual del Teatro. Marzo 2020 (Foto: Agostina Babaglio)
Su proyecto fue realizado en el año 1947, asignado por el gobierno bonaerense al Arq. Albertoli de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas de la Provincia, y se inscribía en la arquitectura monumental recreativa de la época. Surge bajo el concepto de un teatro al aire libre, pensado como un espacio de encuentro, ocio y recreación que dialoga directamente con el entorno natural en que está inmerso.
Imagen histórica del Anfiteatro construido en 1949: Imagen del Anfiteatro Martín Fierro tomada desde el lago. De Municipalidad de La Plata. Edición Babaglio Agostina.
A través de una investigación arquitectónica, relevamiento documental y fotográfico y entrevistas a profesionales, la Arqa. Agostina Babaglio, becaria y graduada de la FAU , publicó Anfiteatro Martín Fierro. Un patrimonio en riesgo. El libro, editado por EDULP, tiene una fuerte impronta de divulgación: parte de la premisa de dar a conocer la historia y el presente de esta obra para imaginar futuros posibles. Este trabajo fue posible gracias a una Beca Creación 2019 del Fondo Nacional de las Artes. “Es importante que la gente lo valore, no se puede valorar lo que no se conoce”, expresa la arquitecta.
A lo largo de sus más de 60 años de historia, el edificio ha sufrido reiterados y alternados períodos de abandono y recuperación. Su relevancia como espacio abierto de encuentro y desarrollo de actividades culturales al aire libre cobró vital importancia en el marco de la pandemia de COVID 19. “La escena que hoy envuelve al Anfiteatro Martín Fierro está teñida de gris, aunque rodeada de debates, abrazos simbólicos, recolección de firmas (para solicitar su recuperación) e incluso una demanda. Es un tema que se encuentra en agenda porque la sociedad platense lo mantiene presente, vivo a pesar de su abandono, es un bien cultural en riesgo que no quiere perderse”, destaca Babaglio.
Su relevancia como espacio abierto de encuentro y desarrollo de actividades culturales al aire libre cobró vital importancia en el marco de la pandemia.
Colindante al lago artificial y rodeado por la vegetación del Bosque, su mantenimiento requiere cuidados especiales y permanentes. Hoy se encuentra inutilizado, con un visible crecimiento de malezas en la zona de butacas, deterioro de la pérgola y el acceso y la pérdida de conexión con el entorno debido a la instalación de vallados.
“El riesgo es un llamado de atención, un aviso temporal de un bien patrimonial que aún no se encuentra perdido y que por lo tanto anhela y debe ser recuperado”, señala la arquitecta. Y agrega que “hablamos de patrimonio ´en riesgo´ porque es un estado anterior a haberlo perdido. Son deficiencias de mantenimiento en cuanto al medio natural, la infraestructura, la falta de una gestión”.
Según un Informe Mundial sobre monumentos y sitios en peligro desarrollado por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, los deterioros enunciados provienen de la ausencia de acciones de protección efectiva que aseguren su integridad física y su significado cultural y los propios procesos naturales, que podrían prevenirse y limitarse mediante acciones de mantenimiento.
“La historia demuestra que solo con recuperarlo y ponerlo en estado no basta. Desde 1986 –al menos- encontré referencias de que el anfiteatro necesitaba una recuperación del área de butacas porque tenía humedad y pastizales. Es un edificio cuyo contexto es su peor enemigo y su mayor potencialidad. Ese mismo entorno implica condiciones que lo ponen en riesgo. Necesita un mantenimiento permanente para que funcione. Evidentemente, con sacar la humedad y la maleza no basta. Es preciso que no esté detenida la actividad de abril a diciembre, que son los meses de menor temperatura. Hay que mantenerlo activo, eso es parte de los proyectos de intervención”, detalla la arquitecta, que continúa indagando en esta temática en el Laboratorio de Investigación en Teoría y Práctica Arquitectónica y como becaria de la UNLP en el marco de su tesis de Maestría. Crear propuestas para un funcionamiento permanente es un desafío y también una manera de evitar su pérdida o incluso su privatización.
Imagen aérea del Anfiteatro Martín Fierro, tomada con drone, 24 de octubre de 2019, de Londero Mauro. Edición Babaglio Agostina.
Surgido como un bien público y pensado como un espacio de disfrute para quienes vivan o visiten la ciudad, Babaglio plantea que la intervención arquitectónica que se realice tiene que estar guiada por lineamientos estatales y por profesionales idóneos, de manera interdisciplinaria. “Es un edificio que se origina a partir de un plan estatal como parte de un plan de obras públicas donde el objetivo era otorgarle a la sociedad –a los platenses- un espacio de libre acceso donde puedan ir a compartir momentos de ocio y de encuentro”, agregó.
La tarea pendiente es efectivizar el pasaje del riesgo y el abandono a la recuperación y reactivación. Rescatar el anfiteatro implica potencialidades tanto para la cultural, como para la memoria, el entorno natural, el turismo y la arquitectura de nuestra ciudad.