Eduardo Carrizo
[11 de marzo 1955 – 3 de marzo 2020]
“Carrizo”… hay apellidos que (por afecto, por cariño) se convierten en nombre, o –casi- en sobrenombre (sobre todo en nuestra Facultad); aunque, por otra parte, tantas personas lo hayan conocido –desde siempre- como “Machi”.
Machi: una manera de identificarlo, quizá porque quienes así lo nombraron desde pequeño no encontraron otra palabra que mejor lo defina como el rebelde que siempre fue –quizá por haber nacido dónde nació- o, simplemente, por guapo –aunque sin estridencias- o “corajudo”.
Difícil saber “donde estaba” Carrizo… aunque siempre estaba donde lo necesitasen…
Quizá por esa presencia dinámica y efectiva (mágica diría, de no haber compartido con él un crudo escepticismo), su nombre estaba asociado a que nos preste auxilio en cualquier momento y en cualquier lugar (y no me refiero sólo a la dupla hardware/software -que era su infalible especialidad- sino “a lo que sea”).
Su personalidad, su humor (como todo humor, no siempre comprendido) tampoco pasaban inadvertidos en la cotidianeidad de la FAU.
Dueño de una inteligencia de la que debió privarse la Universidad Pública; a la cual, finalmente, terminó abrazando y –desde siempre- defendiendo.
Nunca pensamos que esa inteligencia, ese apego al trabajo, ese sentido del humor, esa personalidad corajuda que acuñó un apodo infantil, serían la coraza que utilizaría –durante casi tres años- para luchar contra un destino irreversible ante el cual se mostró inclaudicable en cuerpo y mente.
Ante lo inevitable (lo que aconteció), ante el dolor, sólo nos queda acompañar a sus compañeros/as de trabajo, a sus amigos/as y familiares y, en especial a su esposa sus hijas e hijo a quienes dedicó lo mejor de su vida y que lo sostuvieron en los días más difíciles.
A quienes hoy lo extrañan y jamás lo olvidarán… como toda la Comunidad de nuestra Facultad.
Gracias y adiós… Carriiizo!
FFG