Páginas de Ausencias

Víctimas del terrorismo de Estado de la FAU/UNLP en fuentes bibliográficas.

Memoria en las Aulas

HIJOS. Identidad y política

Coordinadora de la colección: Sandra Raggio
Autores: Samanta Salvatori y Santiago Cueto Rúa

A fines de 1994, un grupo de alrededor de quince hijos de desaparecidos se reunió en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata en el marco de un homenaje a los desaparecidos que pertenecieron a esa institución. Fue la primera vez que se presentaron públicamente como un grupo reunido en torno a su condición de hijos de desaparecidos. Luego de ese homenaje estos jóvenes se sumaron a una invitación que recibieron del “Taller Julio Cortázar”, de la ciudad de Córdoba. El encuentro se realizó en Río Ceballos, allí surgió la agrupación H.I.J.O.S.

Breve historia de H.I.J.O.S.

A mediados de la década de los ochenta militantes de Organismos de Derechos Humanos, en conjunto con ex militantes de organizaciones políticas de los años setenta, organizaron un espacio cuyo objetivo era contener a los hijos de sus compañeros presos o detenidos-desaparecidos.

Se intentaba crear para estos niños, también víctimas del terrorismo de estado, un espacio de contención, acompañamiento y asistencia mutua.

Estos funcionaron en varias ciudades del país; en La Plata lo llamaron el “Taller de la Amistad”, en Córdoba “Taller Julio Cortázar”.

Los chicos que participaban tenía en general entre 10 y 14 años de edad y compartían allí diferentes actividades: se organizaban talleres de títeres, se proyectaban películas y se realizaban campamentos. Este espacio fue importante para la construcción de sus identidades: allí todos compartían una situación común; ser hijos de desaparecidos y presos políticos. Por primera vez la ausencia de sus padres resultaba el denominador común con otros chicos de su edad.

A fines de 1994, un grupo de alrededor de quince hijos de desaparecidos se reunió en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de La Plata en el marco de un homenaje a los desaparecidos que pertenecieron a esa institución. Fue la primera vez que se presentaron públicamente como un grupo reunido en torno a su condición de hijos de desaparecidos. Luego de ese homenaje estos jóvenes se sumaron a una invitación que recibieron del “Taller Julio Cortázar”, de la ciudad de Córdoba. El encuentro se realizó en Río Ceballos, allí surgió la agrupación H.I.J.O.S.

El nombre que eligen prioriza destacar el vínculo sanguíneo, y diseña a la vez una sigla que condensa sus principales demandas y objetivos.

H.I.J.O.S.: Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio.

El 20 de abril de 1995, se realizó en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata un homenaje similar al efectuado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo el año anterior.

Allí se presentó en sociedad la agrupación H.I.J.O.S.. Se sumaron al grupo originario alrededor de cincuenta hijos de desaparecidos más. Rápidamente deciden juntarse con regularidad. Comienza así la construcción de un espacio para el relato de sus historias comunes, siendo los primeros encuentros, emocionalmente, muy movilizadores. Más allá de los diferentes caminos que habían tomado sus vidas hasta entonces, fue en el Memoria en las aulas compartir con otros hijos dónde empezaron a ver que muchos habían pasado por situaciones semejantes.

Se construyó así un lugar de contención mutua. Fue para estos jóvenes un espacio liberador. Muchos de ellos prácticamente no le habían contado a nadie que eran hijos de desaparecidos. Otros quizás sí, pero nunca habían participado de un espacio donde su drama particular podía

ser compartido y entendido por todos. Ya no era algo tan raro ser “hijo”.

Además de esta carga emocional iniciática empezaban a sentir la necesidad de mostrar hacia afuera lo que estaban viviendo. Tenían la intención de que sus padres dejaran de ser nombrados como “subversivo”, “extremista” o “terrorista”, calificativos con los que habían convivido casi desde su nacimiento. Sentían que entre todos podían demostrarle a la sociedad que los represores, que habían destruido la generación de sus padres, no podrían impedir que sus hijos se unieran. Como dijo una de las integrantes de H.I.J.O.S., cuando surgieron estos encuentros: “somos un pedazo de victoria de nuestros viejos”.

A partir de esas primeras reuniones decidieron seguir buscando más hijos, para que todos pudieran compartir ese espacio y luego decidir qué forma iban a darle a la agrupación. Mientras esto sucedía en la ciudad de La Plata, en diferentes ciudades del país comenzaban a juntarse otros jóvenes, tal vez con menor nivel de institucionalidad u organización que en La Plata o en Córdoba, pero seguramente con la misma intención de reconstruir su identidad y la de sus padres.

Santiago Cueto Rúa



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